jueves, 19 de marzo de 2009

El Dolor nos Golpeo Duro

Muchas cosas cruzan hoy nuestra mente humana, pero ninguna nos da una razón logica para intentar entender estas cosas que tiene la vida, como razonar ante semejante dolor, hoy estamos tristes,dolidos, acongojados, ante la desaparición fisica, porque será solo eso fisicamente no estará entre nosotros, siempre perdurara en nuestros corazones, en nuestros mejores recuerdos de cada una de las vivencias compartidas,se nos marchó, dejó de ser jugador de nuestra escuelita, para formar parte del equipo de Angeles celestiales de DIOS, GABRIEL, como el Arcangel San Gabriel, es su nombre, hoy quedamos con un vacio que nadie más lo podrá llenar, pero tu nombre no será olvidado nosotros vamos a intentar darle vida cada día que amanezca .... No se nos ocurre escribir nada mas...solamente decirte Gracias por toda esa alegria que nos regalastes, esa luz que irradiabas a tu paso, por habernos permitido ser parte de tus cosas, para la Familia tan cara a nuestros sentimientos podemos decirles que DIOS los ilumine que les ayude a encontrar la paz espiritual y todo nuestro acompañamiento en su profundo dolor. Y recordamos aquel viejo cuento que dice así: LA VELA APAGADA Cuentan que una vez, había un señor que padecía lo peor que le puede pasar a un ser humano: su hijo había muerto. Desde la muerte y por años no podía dormir. Lloraba y lloraba hasta que amanecía. Entonces una noche tuvo un sueño. El estaba en el cielo observando un desfile de muchos chicos vestidos como angelitos, con alitas blancas y una vela encendida entre las manos. El notó, sin embargo, que la vela de un angelito no estaba encendida. Entonces se dio cuenta de que el angelito con la vela apagada era su propio hijo. Avanzando hacia el, lo tomó en sus brazos, lo acarició tiernamente y le preguntó: -¿Por qué tu vela es la única que no está encendida? ¿No encienden tu vela como a los demás? - Si papá, la encienden cada mañana pero cada noche tú apagas la mía con tus lagrimas.

1 comentario:

María Guebara dijo...

Nada se puede decir ante tanta tristeza, sólo lágrimas responde el alma al leerlos. Ese ángel ahora ilumina a cada uno de sus compañeros de la EFIHB, a cada persona que lo conoció y que disfrutó de su ternura. A la familia, que pueda sentir que cuando alguien se va no solo deja un vacío, también deja su amor entre nosotros para cuidarnos y ayudarnos a seguir adelante. Que la paz de Dios y la resignación de la Virgen acompañe a todos nosotros para poder poner en manos del Señor la ausencia de este ángel, Gabriel.
Un abrazo...